Creo que es un movimiento muy importante, pero que está en fase de laboratorio. En el laboratorio, uno diseña, inventa, experimenta y prueba la solución a los problemas. A veces los experimentos tienen éxito, a veces, no.
El estado normal de la sociedad es el conflicto de intereses. Y no se puede resolver simplemente reuniéndose masivamente en las plazas. Es algo que tiene que hacerse desde las estructuras sociales. En una palabra, diría que ahora mismo lo que el movimiento de los indignados está haciendo es aclarar, decidir cómo se construirá el futuro. Pero el proceso de construcción todavía no ha empezado y me temo que todavía no está ni esbozado, ni diseñado.
Voy a morir con esperanza, nunca he perdido la esperanza. Pero lo que me preocupa no es si existe un motivo de esperanza, porque la humanidad ha recorrido un largo camino desde el Paleolítico hasta la Modernidad, y ha superado muchos cambios y transiciones en este tiempo. La cuestión está en calcular cuántas víctimas van a caer antes de que la esperanza se materialice, antes de que encontremos soluciones a esta crisis.
Así que el verdadero problema no es cómo es por naturaleza el ser humano, si es bueno o malvado, porque aunque fuera de una forma u otra, poco podríamos hacer para cambiarlo, siendo algo intrínseco a su naturaleza. Pero lo que sí que podemos hacer es estudiar las situaciones que favorecen el predominio de la bondad, las capacidades altruistas del ser humano, para evitar las situaciones que favorecen lo contrario, que despiertan los monstruos abominables que llevamos potencialmente dentro.
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