jueves, 6 de septiembre de 2012

Martha C. Nussbaum: pasión por la filosofía


Desde que  Marta C. Nussbaum fuera galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2012, teníamos pendiente dedicar un post a esta fascinante filósofa que, aun siendo especialista en la Grecia Antigua, ha dedicado su obra a un amplio abanico de temáticas, estrechamente conectadas al debate público:

aunque sus libros son densos están imbricados en la realidad cotidiana y  no teme descender al debate público. [....] Es por tanto una filósofa política, de la calle, ferozmente contemporánea. No excluye de sus investigaciones los temas de actualidad y no elude manifestarse sobre cuestiones espinosas, como la prohibición del velo o la relación entre ética y política, violencia y religión.


Fragmento del documental: Examined Life (2008), de Astra Taylor.   

 
Toda una diversidad de temas que, según afirma la autora en la entrevista concedida a la revista Barcelona Metrópolis, están unidas por un mismo hilo conductor:
El tema común es la vulnerabilidad humana, o la vulnerabilidad en general. Trabajando sobre las emociones y sobre la tragedia, siempre he pensado las emociones como un reconocimiento de los modos en que somos vulnerables cuando nos relacionamos con los demás y con todo aquello que está fuera de nuestro alcance o sobre lo que no tenemos control. La pregunta que entonces surge es: ¿qué formas de vulnerabilidad son buenas –para la vida de cada persona– y cuáles deberíamos tratar de eliminar? En este punto, mi pensamiento sobre la justicia conecta con la filosofía política. El enfoque de las capacidades es un intento de promover oportunidades para la búsqueda de formas buenas de vulnerabilidad, como el amor, la amistad, la carrera profesional…, y de evitar las formas malas, tales como la violencia física, el hambre y tantas otras. Este es, tal vez, el modo más sencillo de definir el hilo conductor de mi pensamiento.

(a)part and intertwined, de Know Hope

Una de las herramientas más importantes para promover esas "formas buenas de vulnerabilidad" es la educación, tal y como defiende la propia Nussbaum. Una educación que, sosteniéndose en la tradición humanística, tenga como objetivo principal el desarrollo de una ciudadanía independiente; sólo así, afirma, podremos construir sociedades verdaderamente democráticas:

Hoy necesitamos las humanidades como siempre, porque todavía precisamos cultivar nuestra capacidad de respeto mutuo, de comprensión y de compasión, y esta ha sido la contribución que las humanidades han hecho siempre a la educación. Volviendo a Sócrates, él comprendió que, para que la democracia sobreviviera, había que capacitar a las personas para cuestionar y examinar de forma rigurosa sus propios argumentos, y sustraerlos a la retórica de los políticos. Los griegos tuvieron que aprender a argumentar y a debatir juntos, y ese es un modo de crear una cultura pública basada en el respeto más que en la autoridad o en la tradición. Ahora bien, en las democracias modernas hay mucha retórica por todas partes. En Estados Unidos tenemos a esos personajes de la radio y la televisión que no paran de emitir mensajes que se supone que hay que seguir. Solo si la juventud entiende cómo criticar esos juicios y cómo hallar premisas correctas y argumentos válidos podrá sostener la esperanza de ejercer una ciudadanía independiente. Si los ciudadanos no son independientes, no podemos hablar de democracia, sino, en todo caso, de alguna forma de fascismo o de totalitarismo. Por ello es urgente el debate sobre las humanidades; lo necesitamos en la misma medida que la capacidad de empatía, de entender la experiencia de quienes son diferentes a nosotros. Todos los seres humanos nacen con esta capacidad básica –y ahora sabemos que incluso los simios y otros animales poseen esta capacidad de asumir la perspectiva del otro–, pero hay que desarrollarla mediante la educación. ¿Qué hacen las humanidades? Te emplazan a ocupar posiciones diferentes a las propias. Cuando lees una novela o un poema te estás entrenando en simpatía. Y si careces de este entrenamiento, ¿cómo entenderás realmente los problemas con que lidian las sociedades? ¿Cómo sabrás de qué modo una determinada ley afectará a un grupo minoritario? Ahora bien, las humanidades también son buenas en sí mismas, son divertidas e iluminan nuestra vida de diversos modos. Pero donde quise centrarme fue en la democracia; incluso quienes no consideran divertidas las humanidades pueden compartir el deseo de que la democracia persista. (íbidem)

La dilatada obra de Nussbaum, por lo tanto, ofrece un magnífico ejemplo de cómo diferentes tradiciones filosóficas que arrancan desde el pensamiento clásico, pueden ponerse al servicio de la comprensión del mundo contemporáneo. Además, se trata de una autora que no sólo ofrece sólidas herramientas analíticas y conceptuales, sino que también tiene la habilidad de traducir toda esa obra teórica, en propuestas directamente relacionadas con algunos de los grandes retos políticos contemporáneos. Como afirmaba Capitolina Díaz, ante la noticia del galardón:
En estos momentos de ajustes económicos y cuestionamientos de nuestros derechos sociales es especialmente bienvenido un premio como éste. Martha C. Nussbaum, a partir de su enfoque de las capacidades humanas, establece la definición de mínimo social básico -ese mínimo de bienestar del que disfrutaba la mayoría de la población de los países afectados por la crisis y que está a punto de perderse ahora, a causa de los errores financieros y políticos de las castas más poderosas de nuestras sociedades.

Pieza atribuida a Bansky.

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Para leer los textos completos y ampliar información:

Aunque, como siempre, nada mejor que acercarse directamente a su obra.

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