Vivimos en una cultura que premia la extroversión, mientras que la timidez y la introversión son rasgos infravalorados, hasta el punto de haber sido definidos como síntomas de un posible desorden mental (trastorno de ansiedad social). Así, tanto en el ámbito educativo como el laboral se fomenta el trabajo en grupo; y la acción, la toma de riesgos y las certezas, tienen mejor prensa que la contemplación, la reflexividad o la duda.
En cambio, Susan Cain, defiende que estos son rasgos no sólo absolutamente normales, sino que han sido esenciales para la supervivencia de la especie. Afirma que muchas personas que se convirtieron en líderes revolucionarios, o en grandes
científicos y literatos, eran personas tímidas y/o introvertidas.
Cain cita por ejemplo a Rosa Parks, Gandhi, Charles Darwin, Marcel Proust o Albert Einstein. Y señala, que también que estos rasgos existen en un 15% de los miembros del reino animal; es decir, seres con una mayor propensión observar y vigilar el entorno, que a dejarse arrastrar por el impulso de la acción.
¿Responden entonces la timidez y la introversión a una estrategia evolutiva? Si es así, nuestra especie parece amenazada de peligro de extinción, ya que cada vez más expertos denuncian la creciente medicalización de los niños y niñas a los que se identifica con estos rasgos.
Sin embargo, parece que la lucha para erradicar la timidez con pastillas milagrosas viene ya de lejos, tal y como muestra este anuncio que forma parte de la obra ilustrada
Texto original de Susan Cain publicado por The New York Times: Shyness: Evolutionary Tactic?
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